7 ene 2014

"Ella vive a través, no al costado"

Duro, pero real. Me encontré a mi misma diciendo esa frase en una conversación después de haberme descargado un poco hablando de lo que pasó hoy. Y es la verdad.
Jamás encontré en ella una compañía, una palabra de aliento, un reconocimiento. Nunca vio mis logros como míos, sino como logrados sólo porque ella interviene.
"Te lavo, te plancho, te mantengo. Por eso sos lo que sos". Bien... ¿y ahora?
Digo, porque me lavo, me plancho (mentira, aguante no planchar nada), y me mantengo yo en lo que puedo. 19 años. Sólo 19. No llegué todavía a la segunda década.
¿Y mis logros ahora de quién son? ¿Acaso siguen siendo suyos? Sí, desde su visión. Su postura, que sostiene que soy nada más que una extensión suya. Como un brazo, o una pierna.
No sólo no me reconoce nada, sino que tampoco defiende. Claro... qué va a defender si lo único que ve de mí es un cuerpo que necesita de ella para sobrevivir.
Ya no sé cuánto más voy a aguantar ser la nada misma. Ser sólo un organismo vivo que sólo tiene como función autónoma la de respirar y que el corazón siga latiendo. Eso soy. Al menos, bajo su óptica.
Bajo esa misma óptica, todo es un capricho. La casa, la comida, la gata. Incluso las peleas.
Puro capricho.
Ella jamás va a ver que dentro del mismo cuerpo que respira y que tiene el corazón latiendo, existe un cerebro. Uno que sabe distinguir entre lo que quiere para su vida, y lo que no. Uno que elige, usando la razón, y mucho más importante, uno que intenta descifrar lo que siente el corazón. Porque el corazón dentro de ese cuerpo no sólo late. Sino que también siente. Siente rechazo hacia sus elecciones, siente resignación al ver cómo esa persona que ama con todo lo que es, se va demacrando, recibe violencia, se degrada dejando que la denigren. Siente dolor, al ver que todo aquello que construye con esfuerzo, cerebro y corazón, es criticado, desvalorizado, rebajado por la persona que más importa. Siente bronca al ver que otra persona, que boicoteó la relación con la persona más importante para la vida de uno, quien nos la dio, se atreve ahora desde la lejanía a criticar, juzgar, y querer seguir rompiendo el vínculo que uno trata de reconstruir, de sanar.
Tal vez ese vínculo ya está del todo enfermo. Roto. Y no hay vuelta atrás.
Tal vez, ella reaccione sólo cuando me vea lejos, y con una vida propia (hablamos de vida cuando nos referimos a hijos, casa, trabajo. Porque claramente para ella lo que tengo ahora no es vida. Sólo es existencia).
Y aún así... ¿reaccionará?
¿O voy a tener que seguir bancando que "servir un helado" pese más que ver si tu hija está bien o no, después de que le agarre un ataque de pánico?
¿Acaso la vida se basa en recibir mal trato y no disfrutar un momento a pleno y propio?
¿Viviré igual? ¿Yendo a ver a mi hija bailar/cantar y permitiendo que mi celular suene en el medio de la función sólo para escuchar del otro lado del teléfono reclamos y celos?
¿Recibiré órdenes, y no amor?

Me niego a eso.
Pero no quiero negarme a tener una relación con mi madre.
O sí....Ya bastante me la siguen negando desde afuera.

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