27 nov 2012

¡¡Por favor!! ¿Qué es esto de que la gente dependa de otra gente? ¿Qué es esto de la costumbre de querer saber todo? Basta. Volvamos a lo de antes. Volvamos a la época cuando la gente se comunicaba cuando tenía ganas, tiempo y llegaba a su casa, no en cualquier momento, a cualquier hora, en cualquier lugar. Es un rastreador, sin dudas. Nos estamos controlando todos con todos. Te dice hasta en qué momento el otro agarró el celular y abrió una aplicación... ¿no será mucho? Y nos enferma. Nos quema neuronas (sin hablar de la mano cuando se calienta la batería). Nos bloquea la cabeza, nos hace ver una pantalla mil veces por minuto. 60 mil por hora. Basta. Uno invierte más tiempo en esas cosas, mirando para abajo, que disfrutando. Rompe relaciones, de cualquier tipo. Amorosas, sin lugar a dudas. Amistades. Y hasta familiares. Nos rompe, en fin, a cada uno.
De todas maneras, es obvio que termino con esto y agarro el celular, por alguna cosa. Está tan metido en nuestra rutina que es casi imposible sacarlo.
No lo quiero más. Pero igualmente, no puedo prescindir de él.
Qué contradicción.
Que contradictoria soy.
Por lo menos, esto lo escribí desde la computadora, y no desde el celular. El bendito celular que no para de vibrar y la re concha de su madre a todos.

No hay comentarios: